“…y así a la cueca se le persiguió…sobre todo en los barrios humildes, es por éso que la cueca se refugió en las casas de niñas, en los arrabales, en los bajos fondos, cárceles, presidio…la cueca prácticamente era prohibida.
Aunque esa ley no tenía número, y aunque al roto lo llevaran en cana…¡la cantaba igual!…ósea, ¡el roto se quedó con la cueca…y la cueca se quedó en el alma del roto!…porque si no hubiera sido por él…la cueca habría desaparecí’o, porque ha sido el único aboga’o que ha tení’o